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Pestañas


Realidad

06 abril 2020

"Podemos estar seguros de que la mayor esperanza para mantener el equilibrio ante cualquier situación recae en nosotros mismos"
Francis J. Braceland



     Empezamos la cuarta semana de aislamiento -para mi hijo y para mí, la quinta- y gracias a la capacidad de adaptación del ser humano en gran medida casi todo el mundo ha normalizado seguir sin salir de casa más que para lo imprescindible.

Recuerdo la tarde-noche en que se anunciaba el cierre de los colegios y tuve esa sensación de vacío en la boca del estómago que llevaba creciendo desde varias semanas atrás, viendo lo que sucedía en China y acercándose a España. Era como asomarse a un abismo. Todas las películas catástrofistas de ciencia ficción habían asaltado mi mente más de una vez pero ese día se sumaba un gran sentimiento de desesperanza y vulnerabilidad.

Va pasando el tiempo y aunque de vez en cuando siento que estoy en una pesadilla de la que quiero despertar, ya no parece que me esté transportando un huracán de un lado para otro. Ahora mismo creo que me inquieta más la vuelta a la realidad, cuando podamos salir a la calle; supongo que será de forma progresiva y espero que sea con información contrastada y datos reales para sacar conclusiones eficaces Hasta ahora las incertidumbres y las contradicciones solo han generado inseguridad y desconfianza. Espero que esto se corrija de aquí en adelante y trace una curva ascendente mientras que la otra disiminuye.

Creo en el equilibrio y creo que, igual que somos una especie un poco alocada y hasta ahora un poco infantilizada, tomaremos conciencia de los fallos que ingenuamente hemos cometido persiguiendo objetivos más materialistas y buscaremos la armonía desde la madurez que dan los baches y las crisis. Confío en que encontraremos la manera de compensar nuestra tendencia a hacer un universo cómodo de las cosas pequeñas que nos rodean para, en cambio, mirar con un ángulo más amplio lo que verdaderamente nos rodea y atisbar incluso aquello que a veces solo podemos imaginar.

Nuestra capacidad para adaptarnos a las condiciones más impensables y amoldarnos para convertirlo en nuestra vida diaria también nos sirve para imaginar soluciones y escenarios que no existían y sin embargo construir algo sólido con ello. Aunque haya que ir enderezando el camino.

De momento nuestro mundo es éste que tenemos aquí y ahora. El resto poco a poco se irá construyendo.





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